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15-11-2021

Pandemia afectó fuertemente el bienestar y las oportunidades de desarrollo de las juventudes peruanas

Pandemia afectó fuertemente el bienestar y las oportunidades de desarrollo de las juventudes peruanas
  • Informe Nacional de Juventudes 2020 evidencia que en el primer año de la pandemia aumentó el desempleo, la deserción educativa y los problemas de salud mental en las y los jóvenes.

La Secretaría Nacional de la Juventud (SENAJU) del Ministerio de Educación presentó el Informe Nacional de Juventudes 2020, documento que muestra cómo el primer año de pandemia, causado por la expansión global de la COVID-19, ha afectado el bienestar de las juventudes; teniendo en cuenta que esta población comprende a 7,8 millones de personas, entre 15 y 29 años, representa a un cuarto del total de población en el país y un tercio de la población en edad de trabajar.

El informe sistematiza y presenta indicadores, ideas y reflexiones sobre la situación de las y los jóvenes en cada una de las seis áreas contempladas en la Política Nacional de la Juventud (PNJ): trabajo, educación, salud, criminalidad, discriminación y participación ciudadana. Fue presentado y discutido en el Foro Virtual “Juventudes y adolescencias en pandemia: revertir los efectos adversos e invertir para el desarrollo”, co-organizado por la SENAJU y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).

Noelia Chávez, Secretaria Nacional de la Juventud, advierte que los efectos de la pandemia en los indicadores de desarrollo de las juventudes peruanas son preocupantes y de urgente atención. “El Informe Nacional permite reconocerlos y reafirma la necesidad de poner a la población joven en el centro de la agenda pública y la reactivación económica, si queremos un país con desarrollo sostenible, humano y productivo”, sostuvo.

Principales hallazgos

La pobreza monetaria ha afectado fuertemente a la población joven. Mientras en el país la pobreza aumentó en 9,9 puntos porcentuales, llegando al 30,1%, en todos los grupos de edad quinquenal de las y los jóvenes el aumento excede el 10%; y en jóvenes, de 25 a 29 años, llega a 34,7%.

En materia de educación, la transición de estudiantes que culminaron quinto de secundaria y accedían a educación superior se redujo en más de 15 puntos porcentuales, pasando de 36,6% en el 2019 a 20,8% en el 2020. Por su parte, la tasa de deserción en educación superior alcanzó récords históricos en el 2020, llegando a 55,6 % en educación universitaria -16 puntos porcentuales más que en 2019- con mayor afectación en hombres, y 31% en educación no universitaria -12 puntos porcentuales más que en 2019- con mayor impacto en mujeres. En un sondeo virtual realizado por la SENAJU a más de 1500 personas,  el 67,6 % de las y los jóvenes indicó haber presentado grandes limitaciones para mantener la atención durante las clases a distancia y el 52,7 % manifestó haber tenido limitaciones para motivarse a estudiar.

En materia laboral, el informe revela que en el año 2020 la tasa de desempleo juvenil aumentó 5 puntos porcentuales, llegando a 13,1%, mientas que la tasa de desempleo nacional subió poco más de 2%. Los más afectados fueron jóvenes de zonas urbanas donde el desempleo llegó al 16,6%. Asimismo, más del 50 % de jóvenes entre 20 y 24 años y más del 40 % de jóvenes entre 25 y 29 años obtuvieron ingresos mensuales promedio inferiores a una remuneración mínima vital. En cuanto a la tasa de empleo informal, esta llegó al 81,4% en la población joven, 3% más que en el 2019 y 6 puntos por encima de la tasa de informalidad a nivel nacional (75,3%). Incluso en jóvenes con educación superior las tasas de informalidad superan el 60%. Lamentablemente un título superior no garantiza empleo formal.

Por otro lado, la población joven que no se encontraba ni estudiando ni trabajando pasó de 16,8% en el 2019 a 25,1% en el 2020, más de 8 puntos porcentuales. Este grupo creció en 18% en entornos urbanos y solo 4% en entornos rurales; llegando a 31,6 % y 18,5 % respectivamente. Asimismo, casi un tercio de las mujeres jóvenes se encontró en esta situación durante el 2020.

En cuanto a salud, el 33,9% de jóvenes reportaron tener problemas asociados a su salud mental, 10 puntos porcentuales más que en 2019; mientras que solo el 5,9% recibieron algún tipo de tratamiento. Durante ese periodo, las mujeres jóvenes de todos los grupos de edades redujeron el uso de anticonceptivos y, en mujeres de 15 a 24 años, aumentó el desconocimiento sobre las enfermedades de transmisión sexual. Asimismo, el registro de muerte materna (439) se incrementó en casi 31,6 % en comparación con el año anterior (302). Se registraron 210 muertes maternas entre mujeres jóvenes en 2020, lo que representa el 47,8 % del total de casos ese año, 56% que en 2019.

En relación con al crimen y el delito, en 2020 el 30% de jóvenes señalaron sentirse inseguros al caminar de noche en su barrio, menos de 25 puntos porcentuales respecto del año anterior; asimismo, alrededor del 83 % de jóvenes sintieron que es probable que sean víctimas de algún delito en los siguientes 12 meses, solo tres puntos porcentuales menos respecto al 2019. Además, hubo 413 denuncias por trata de personas en el Sistema Informático de Denuncias Policiales en 2020. De éstas, el 36,6 % tiene como víctimas reportadas a personas entre 12 y 17 años y el 46 % tiene como víctimas reportadas a jóvenes entre 18 y 29 años. En más del 85% de casos las víctimas fueron mujeres

En el tema de discriminación, exclusión y violencia destaca que el 93,7% de denuncias de víctimas de violencia reportadas son mujeres. Las principales víctimas son adolescentes (51,1 %) y adultas jóvenes (25,6 %). La Línea 100 del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), llegó al 93 % de consultas realizadas por jóvenes, el doble respecto al 2019.

Las juventudes con discapacidades fueron la población joven más vulnerable en 2020. Su índice de desempleo llegó al 21,8 %, 10 puntos porcentuales más respecto del año anterior; y su ingreso mensual promedio fue de 763,47 soles, 300 soles menos que el promedio de jóvenes. Así también, durante el primero año de pandemia, disminuyeron varios indicadores de bienestar de las juventudes afroperuanas, LGTBI e indígenas, y otros persistieron. Por ejemplo, las juventudes LGBTI registraron menor nivel de culminación de estudios superiores (37,3 %) respecto del promedio nacional (53%). El ingreso mensual promedio de una persona joven afroperuana fue de 884,44 soles, 187 soles menos que el promedio de la juventud peruana. El acceso a educación superior universitaria de población joven indígena fue de 11,2 %, 11 puntos porcentuales menos que el promedio nacional.

Por último, en cuanto a participación ciudadana, la información disponible sugiere un declive sostenido el involucramiento de jóvenes en alguna organización y/o asociación: solo el 2,7% de jóvenes mayores de 18 años que encabezan un hogar o son cónyuges de la cabeza de hogar señalaron pertenecer a algún colectivo o asociación. En el año 2016, esta cifra fue de 9,1 %. Un sondeo virtual aplicado por SENAJU en marzo del 2021 a 122 representantes de organizaciones juveniles mostró que el 76,3 % de organizaciones perciben que la pandemia generó un impacto perjudicial muy alto, alto o moderado en sus actividades. Las principales limitaciones identificadas fueron problemas de conexión a internet, la salud mental de integrantes, la adaptación a la virtualidad, las pocas oportunidades para conseguir recursos y la reducción de apoyo por parte de instituciones.

Sin embargo, el 88,5% de representantes juveniles que respondieron este sondeo indicó haber participado en algún tipo de iniciativa frente a la COVID-19. El informe también señala que son los jóvenes quienes más realizan voluntariado en el Perú (73,3%). Asimismo, el interés en la política alcanzó al 75% de jóvenes de 18 a 24 años en el 2020 y al 55% a inicios del 2021. Finalmente, existe un aumento importante de candidaturas jóvenes al Congreso, pasando de 67 en el 2016 a 210 en el 2020 y 208 en el 202, aunque se mantienen las dificultades para ser electos.

“La reducción de varios indicadores de bienestar constituyen barreras para garantizar el goce efectivo de derechos de la población joven y para el aprovechamiento del bono demográfico. Por ello, hoy más que nunca el Perú necesita mejorar la institucionalidad en materia de juventud, implementar la Política Nacional de la Juventud y  fortalecer los  programas e iniciativas en favor de las y los jóvenes del país”, resaltó la secretaria nacional de la juventud.

Descarga el Informe Nacional de Juventudes 2020 aquí.

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